Corresaurio a la gallega

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(19 DE DICIEMBRE, 2022) Por J. Jesús Esquivel.

 

Corresaurio a la gallega

 

 

Washington – En sus marcas, listos… esto fue lo que los etílicos oídos de Felipe Calderón interpretaron y, raudo -aunque entre tambaleos- salió huyendo a España al escuchar que todos los detalles estaban afinados para iniciar el juicio por narcotráfico en Nueva York contra su alfil y maquiavélico escudero, Genaro García Luna, quien por ahora sigue desafiando al sistema judicial de Estados Unidos.

No es casualidad que se diera a conocer que Calderón estuviera procesando sus documentos de residencia en España, justamente en el preámbulo del inicio del juicio en la Corte Federal del Distrito Este en Brooklyn, Nueva York, en donde se presume que García Luna, su amigo, asesor, confidente, mano derecha y secretario de Seguridad Pública, podría cantar para salvar su pellejo, a la par del testimonio de narcotraficantes, funcionarios y periodistas, sobre la maraña y concubinato de su Sexenio de la Muerte con el Cártel de Sinaloa.

Patrocinado por José María Aznar, uno de los exjefes del gobierno español más tontos, conservadores y entreguistas -como lo consideran un número significativo de ciudadanos de su país- Calderón se sumaría al par de expresidentes mexicanos con residencia en tierra gallega; Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto. ¡Qué dupla! ¡Jolines, macho!

Como ya hemos enfatizado aquí en Entre calaveras y diablitos, y sin temor de hartarnos al hacerlo porque es obligación del bendito oficio de un tecleador, en el juicio de García Luna el nombre de Calderón será común denominador de narcotráfico y corrupción.

Casi tres años -desde diciembre de 2019 cuando fue detenido en Dallas, Texas, el arquitecto de su guerra militarizada contra el narco que descompuso para siempre el tejido de seguridad de México- se esperó Calderón escondido tras vasos jaiboleros para empezar su carrera de huida a España y refugiarse en los brazos de Rebuznar, como le conocen algunos españoles al tal José María.

El que nada debe, nada teme, dicen por ahí, pero Calderón pareciera que pondrá tierra de por medio ante lo que pueda ocurrir en Brooklyn.

Hay una probabilidad latente y fuerte; que su divinidad de súper policía le aseste una puñalada en el pecho y lo traicione ante los fiscales de los Estados Unidos. ¿Qué tanto sabrá García Luna de Calderón que al expresidente lo hizo buscar a Rebuznar para que lo escondiera?

Desmenucemos; por ahora, y sólo por ahora, García Luna da la impresión de mantenerse como un machito calado y estar dispuesto a gastar todas sus canicas en la disputa con los fiscales gringos. El 9 de enero de 2023 inicia el juicio y el mismo juez a cargo del caso, Brian Cogan, ha pedido que el proceso dure de 2 a tres meses, no más.

Los 4 cargos federales por narcotráfico, más el quinto, de haberle mentido a un agente federal de inmigración, implican para García Luna siendo declarado culpable de todos, una sentencia máxima de cadena perpetua y de 10 años en el tambo como mínima.

No perdamos de vista éste hecho: desde que fue capturado por la DEA en Dallas, a García Luna los fiscales le ofrecieron que se declarara culpable de los cargos y con eso se ahorra el juicio y lo hacen testigo cooperante. La oferta para García Luna se traduciría en unos 7 años en la sombra, menos los que ya lleva en ella y acudir a testificar para incriminar a otros personajes acusados como él por narcotráfico en Estados Unidos, soltando toda la sopa de lo que vio en relación con la narco-corrupción

en el sexenio de Calderón y en el de Vicente Fox.

El desafío de García Luna a los fiscales gringos parece un suicido, si tomamos en cuenta el titipuchal de pruebas que dice Estados Unidos tener en contra de él. Creo que de este amago de valor surge el motivo para que Calderón pidiera auxilio a Rebuznar. García Luna está estirando la liga todo lo que puede. Negocia que los fiscales lo hagan testigo protegido y no cooperante. Al ser testigo cooperante y tras cumplida su benévola sentencia, García Luna sería deportado a México en donde enfrenta cargos por narcotráfico. Como testigo protegido, los gringos le cambiarían la identidad y lo desaparecen del radar sin meterlo a la cárcel a cambio de que cuente todo lo que sabe para que el Departamento de Justicia elabore expedientes judiciales en contra de otros presuntos aliados al Cártel de Sinaloa y de otros narcos; como fue el caso del General Salvador Cienfuegos Zepeda, por ejemplo.

Es a esto último, tal vez, a lo que Calderón le tiene pavor. García Luna se puede declarar culpable en cualquier momento durante el juicio; no sería el primero que lo haga en los Estados Unidos, la clave está en la negociación que lleva a cabo con los fiscales.

En el Averno no hay escasez de fuego y el Chamuco no tiene prisa, tiempo es lo que le sobra. Desde ya, el patrón del mal puede poner a calentar la cacerola y el aceite para freír y preparar un Corresaurio a la gallega. ¡Provechito! Chín, me volví a pasar de tinta.

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